6 nov 2012

Leonardo Favio, pequeño homenaje a un grande


A razón del fallecimiento de Leonardo Favio el día de ayer, nos pusimos a releer un libro que habla sobre su cine, "60 Generaciones 90". Libro que hace referencia a los realizadores pertenecientes a las Generaciones del 60 y del 90, ambas categorizadas como Nuevo Cine Argentino, ambas independientes, ambas creadoras y rompedoras de moldes.
En la parte destinada al realizador mendocino, rescatamos unos fragmentos que queremos compartir para recordar al gran Leonardo.
"Me puse a escribir un cuentito que se llamaba 'Veinticuatro horas para comenzar' y con un grupo de amigos decidimos convertirlo en un corto. Fui a ver al gerente de Agfa con un papel que había firmado yo mismo con el nombre de Torre Nilson, diciendo que me entregaran dos latas de negativos. 'Vengo de parte de Babsy para que me den dos latas' le dije. El hombre no entendió nada pero me las dio. Al otro día me llama Nilson. Le expliqué que iba a empezar a filmar y que no tenía plata para comprar película. 'Te felicito' me dijo, 'pero la próxima vez, pedime las latas a mi'.
De esta manera relataba cómo se hizo posible su primer cortometraje y sus ganas de filmar sea como sea.
Sobre la utilización del guión en el rodaje reflexionaba "... el libro pierde importancia, se convierte en un esqueleto cuando empieza la filmación, y ya no parece tan completo. Se va apagando como un cigarrillo y lo más importante pasa a ser la filmación. Ahí no recurro al guión, sino al recuerdo del guión"

Estudioso del trabajo con los actores, trabajaba con cada uno de acuerdo a las necesidades que tenía, tanto el papel como el actor. Pedía que trataran de interpretar a él y no al personaje, les marcaba hasta la respiración que debían realizar, marcaba por escena y por plano. De las partes del proceso creativo rescataba de la filmación "La filmación, en lo que a mi respecta, es imprevisible, como la vida. Uno coloca la cámara en tal lugar, realiza, y de pronto el actor hace algo, un gesto, que te sugiere otro tipo de cosa, te surgen cosas que acentúan la interpretación."

Para reflexionar acerca de cómo narrar una historia y sus cortes, sus planos, tenía una idea muy literaria del concepto cinematográfico. "Un corte no puede ser antojadizo, una panorámica no puede ser porque sí; es como el punto, la coma, los puntos supensivos, el entrecomillado... todo eso es el movimiento de la cámara." En sus películas todo estaba meditado, escrito y pensado en post de la historia, de los personajes. Cada plano tenía un por qué y no estaba realizado sólo por el hecho de estar.

Al nombrarle que muchas personas lo tienen como referente y cómo él aprendió a hacer cine, su respuesta es parecida a muchos grandes realizadores. "No hay mejor escuela que leer de cine, estar con gente que hable de cine y ver cine, permanentemente, las veinticuatro horas."

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